Yo no me olvido del año viejo

Los 31 de diciembre siempre tienen un poco de mística, están usualmente inundados de nostalgia, despedidas y marchas de esos lugares, personas y eventos que ya fueron. Sin embargo, también están llenos de nuevos comienzos, alegrías y expectativas que queremos hacer realidad en el año que se asoma. Somos rituales, somos momentos compartidos y somos un conjunto de memorias del pasado, presente y futuro que cruzamos con nuestros seres queridos. Por eso, solo parece necesario reunirnos cada fin de diciembre para mover la mano de lado a lado para saludar un nuevo comienzo, eso sí, sin dejar de agradecer por lo vivido. El año viejo, el anciano sabio que emprende un viaje para volver a vernos otro 31, nos invita a comer, reír, contar 12 uvas y 12 deseos y nosotros, muy felizmente, queremos ser el hogar de esos anhelos y de esos recuerdos construidos al rededor del buen comer y buen vivir. Los esperamos y les deseamos un buen viaje y buena mar en este nuevo año por navegar.

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