La torta de almojábana, una carta de amor a la tradición colombiana.
En Colombia los postres son cosa seria. Este es un país que tiene vainas que uno piensa que hay en todo el mundo pero cuando viene gente de otro lado, quedan con las cejas alzadas, la boca abierta y el corazón bien contento por la comida que juramos universal pero que es nuestra, del alma colombiana.
La almojábana es una de esas gemas de nuestra cocina. Es tan especial que a mucha gente que no le gusta la guayaba, le termina fascinando este “pan” relleno de queso y dulce de dicha fruta. Eso es lo increíble de esta creación de las generaciones pasadas encargadas de dejarnos esta exquisitez, es algo que no sabemos cómo definirlo con exactitud, pero conocemos hasta el más mínimo detalle que hace que una almojábana sea buena o mala.
Por esta fascinación con este plato, Colombianísimo como La Cava, decidimos lanzarnos a reinterpretarla. Nuestro chef Juan Pablo se decidió a hacer una carta de amor a esa combinación dulce y salada que nos ha llenado de alegrías desde pequeñitos y si, ya sabemos que no nos estamos inventando lo que podría ser el próximo Premio Nobel, pero esta torta de almojábana de nuestra casa tiene su magia, su encanto y su misterio y toda esta carreta es para que se animen a darle una probadita a este amor que la guayaba y el queso han evocado en nuestras barrigas desde pelados y ojalá nos lo llevemos cuando de este mundo hayamos trascendido.